jueves, 1 de diciembre de 2011

CRÍTICA DE:


Es complicado hacer una crítica de una película cuyo título sin darnos cuenta nos define perfectamente la obra, David Cronenberg se adentra en una historia realmente arriesgada bajo la salvaguarda de un elenco de actores maravillosos y su contrastada solvencia como director de cine. 

La película narra las visicitudes entre el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), su paciente Sabina Spielrein (Keira Knightley) y su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen) a través de la teoría del psicoanálisis basado en los impulsos sexuales como motivo único de los comportamientos humanos dementes.

Un método peligroso tiene momentos sencillamente magistrales, sin embargo por lo general la historia no acaba del todo de enganchar al espectador debido en algunos momentos a la excesiva utilización de una voz en off así como por el desarrollo de la historia en sí, que en realidad no aporta demasiado ritmo al conjunto. El guión es excelente de eso no hay duda, sin embargo, en esa batalla dialéctica e incluso existencialista con la que juega Cronenberg con el espectador, éste en ocasiones puede resultar algo cansado al final de la misma, realizando un continuo ejercicio de reflexión.

El ritmo es pausado, marca perfectamente la época a la que se refiere la película (comienzos del siglo veinte), con una ambientación fantástica. Todo en mi opinión está tan cuidado en la obra de Cronenberg que quizá le hubiera venido bien desmelenarse en algún momento de la misma.

La interpretación de Keira Knightley es sencillamente asombrosa. La película arranca con una Keira totalmente transtornada, que raya el autismo debido a todos los traumas causados por su padre en la infancia. El personaje irá evolucionando, asumiendo su estado mental y llegando a convertirse en una reputada psiquiatra. También es igualmenente meritorio el trabajo realizado por Fassbenderg, un personaje que retrae sus impulsos con una flema casi británica, que acabará por sucumbir a sentimientos tan extremos como el odio o el amor más primitivo, encarnados en la figura de su mentor y su paciente. Por último Viggo Mortensen está muy sobrio, y aunque su papel es el que menos luce en la película, lo desarrolla correctamente sin fisuras.

El manejo de la cámara de Cronenberg es excelente, quería destacar una toma fantástica que se produce cuando Carl Jung está en su barco de vela a punto de atracar en el puerto mientras al fondo le está esperando su paciente Sabina Spielrein. Si la ven, me gustaría que se fijasen en la simbología de la escena, a mi me resultó perfecta.

Las escenas de sexo están perfectamente ejecutadas, todo un doctorado en psadomasoquismo el que nos muestra la película a través de la perturbación del personaje interpretado por Knightley y su médico Jung.

Una buena película de eso no hay duda, solo le pongo un pero, la capacidad en determinados momentos de conectar con el espectador, pero no hay duda que Cronenberg sabe de que va esto, y esperaremos impacientes su nueva película. 

NOTA: 7


El yo reprime el acto sexual porque supone la muerte del mismo, cuando nos unimos con la otra persona se crea un ente nuevo matando definitivamente al yo individual
 

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