martes, 8 de noviembre de 2011

CRÍTICA DE:


Sencillamente hipnótica, Lars Von Trier vuelve a conseguir sorprendernos una vez más con su cine de autor y sus imágenes poéticas. 

La película comienza con una introducción maravillosa, con cámara superlenta nos va mostrando las causas de la llegada del planeta Melancolía a la tierra, de una forma tan poética y maravillosa que en vez de tomas parecen lienzos esculpidos directamente en la pantalla. Con una banda sonora de fondo excepcional, el otoño como símbolo de la melancolía en su máxima expresión aparece como escaparate de fondo para que diversos personajes queden insertados en el cuadro.

Después de la maravillosa introducción, pasamos a la historia propiamente dicha, que se ligará inexorablemente con las imágenes de la introducción. En el primer capítulo diseccionamos al personaje interpretado magistralmente por Kirsten Dunst (Justine) y de como va cayendo en los brazos del planeta Melancolía mucho antes que el resto, pues ha vivido toda la vida en él. En el segundo capítulo la cámara de Von Trier se centra más en los miedos de su hermana Claire (Charlotte Gainsbourg), como un espejo que al final acaba reflejándonos dos imágenes aparentemente iguales de la naturaleza humana pero también diametralmente distintas. Una interpretación igualmente maravillosa o quizá más que la ejecutada por la actriz principal Kirsten Dunst. A estas dos actrices hay que sumarles el excelente elenco de secundarios, donde destacan Kiefer Sutherland o John Hurt. 

Melancholia es mucho más que unas meras interpretaciones recubiertas de una historia sencilla con un envoltorio precioso, el director danés desgrana a través de una historia conmovedora un abánico de pequeñas historias y reflexiones de la condición humana con tanta simbología que solo podemos mirar como fluyen ante nuestros ojos. Desde una crítica al ideal de familia, pasando por una reflexión del amor en sus diversas acepciones a incluso las frustraciones más profundas del ser humano. 

El final de la película es un desenlace tan maravilloso que pone un broche de oro a una obra maestra de un genio de esto, que aunque a veces peca de excesiva autosuficiencia y con ella demasiada autocomplacencia, es innegable que sabe como componer una paleta de colores tan impresionante para el iris humano bien educado en esto del séptimo arte. Es imposible que no disfruten viendo unas imágenes tan hipnóticas como maravillosas.

¿Cuándo aparece Melancolía en nuestro camino? ¿Puede pasar de largo en nuestras vidas o es cuestión de tiempo que nos atrape? ¿Qué se siente cuando sabes que todo se acaba? ¿Cuánta felicidad puedes llevar al mundo antes de que las raíces de la melancolía te impidan caminar?

En la sala 1 del Manhattan había siete personas, una en cada fila de la sala y entre ellas una enorme y devastadora melancolía.

NOTA: 8,5

Dedicado a todas aquellas personas que viven en un planeta no muy lejano al nuestro llamado Melancolía.


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