martes, 25 de octubre de 2011

CRÍTICA DE:


¿Qué se necesita para ser un buen padre? ¿Cuánto tiempo puedes esconder la verdadera persona que eres? ¿Hasta que punto un hecho inesperado puede cambiarte la vida?. Ken Scott, guionista y director de series de renombre en EEUU, se lanza por primera vez a la aventura de un largometraje, intentando dar respuesta a las preguntas que he mencionado anteriormente a través de una comedia con más miga de lo que parece que cuenta con un guión ágil y actual que gustará a puristas y no tan puristas.

Starbuck es una comedia tipicamente francesa aunque la producción sea canadiense, con unos diálogos muy cuidados y unas situaciones rocambolescas, pero no cayendo en lo patético ni en la risa fácil. Una película inteligente que aborda tras la máscara de la sonrisa ligera unos problemas universales a todo género humano, con la inesperada paternidad del protagonista, muy suigeneris por otra parte.

Starbuck cuenta con unas interpretaciones fantásticas, destacando la de Patrick Huard en su papel de David, alias "Starbuck", recordándome en muchas ocasiones a Guillermo Toledo tanto físicamente como en sus registros interpretativos. También me ha gustado el papel de su amigo y abogado, formando un tandem muy gracioso en muchas ocasiones.

La banda sonora fluye fantástica, con temas de pop-rock francés de calidad intercalados por otras piezas más argumentales, dando fuerza al conjunto.

Starbuck es un gran café, sin ninguna duda, cremoso y dulce. Si lo tomamos deprisa seguramente solo notemos la esponjosa textura de la espuma en nuestros labios y un sabor dulzón al final, sin embargo, si conseguimos degustarlo lentamente, notaremos también un sabor amargo, y al acabarlo veremos en el fondo unos posos que se quedan, que nos hablan de muchas más cosas que no pensamos ver cuando empezamos aquel café. 

NOTA: 7,5

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