lunes, 24 de octubre de 2011

CRÍTICA DE:


Los hermanos Dardenne vuelven a la gran pantalla para mostrarnos un drama minimalista con forma de fábula, conducido a través de los ojos de Cyril, un chaval de once años que reside en un centro de acogida, y su nueva tutora, Samantha. El filme de los Dardenne evita cualquier tipo de artificio y nos cuenta una historia conmovedora pero sin caer ni mucho menos en el sentimentalismo, alejándose del recurso fácil del gimoteo y el melodrama. 

La cinta se basa en un guión cuidado y dos pilares increiblemente sólidos que son las actuaciones de Thomas Doret (Cyril) y Cécile de France (Samantha). Sus intepretaciones rayan la perfección con escenas muy complicadas que al verlas nos resultan sumamente creíbles. 

Le gamin au veló no es una obra de arte ni mucho menos pero consigue llegar al espectador, con la bicicleta de Cyril como elemento conductor, un objeto que le permite aferrarse a la figura de su padre y a la vez escapar de una vida que en muchos momentos le asfixia. 

Un aperitivo delicioso, un ejemplo de que el cine no tiene porque caer en el melodrama fácil, sino mostrarnos una historia veraz sin cortapisas. Los Dardenne lo han conseguido. 

Mención especial merece el corto Dimanches que se proyectó antes de la película, un bodrío digno de olvidar como el día que refleja y es que los domingos nunca fueron buenos. 

NOTA: 6,8

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