domingo, 23 de octubre de 2011

CRÍTICA DE:

Este año para la semana internacional de cine cuento con un colaborador de lujo que hará subir este blog de calidad como la espuma. Jorge Santo Tomás, periodista de profesión, redactor de cultura en canal 7 de castilla y león, será el invitado perfecto para que reflexiones en 16 milímetros alcance con la llegada de la seminci cotas artísticas antes no vistas. Espero que disfruten tanto como yo leyendo sus pequeñas reflexiones.


YO AMO EL CINE: Por Jorge Santo Tomás.

Sólo hay una oportunidad para causar una (ojalá sea buena) primera impresión. Ocurre cuando conocemos a alguien, cuando visitamos un lugar o cuando tenemos el primer contacto con un festival de cine. La esencia se mantiene, pero la programación puede ser radicalmente distinta de la edición anterior. Una añada puede ser pobre en creación artística y otra brillante; o el ciclo de turno es más del agrado o menos del espectador. Para gustos los colores. Pero si hay algo que no cambia, al menos de la noche a la mañana, es la cultura cinematográfica del personal. No hablo del mal llamado "saber de cine" (el ilustrado en el celuloide, en un festival, puede resultar pedante) sino del amor que el público tiene por el séptimo arte. Y de eso en la Seminci hay mucho. O había.


Por tradición (o solamente por galones) se suele pregonar que la SEMINCI goza de un cartel de calidad y de un púbico "entendido". Los 55.000 espectadores de la 55ª edición dan fe de que el cine gusta a orillas del Pisuerga, pero amor, lo que se dice amor... hoy he constatado que falta. Tras la proyección de 'No tengas miedo' simultáneamente en las salas 1 y 3 de los cines Casablanca, el director de la cinta, Montxo Armendáriz, y uno de los actores protagonistas, el siempre genial Lluís Homar, mantendrían un coloquio con todos los espectadores que quisieran debatir sobre la película. Sin embargo, apenas iniciados los títulos de crédito, la sala se ha quedado prácticamente vacía. Tanto, que ha habido un momento en que sólo quedábamos dos personas en la sala. En ese instante, una de las responsables del festival ha venido para confirmar que se celebraba el coloquio y un pequeño grupo de gente ha entrado en goteo a la pequeña pero acogedora sala. Eso sí, en total no creo que estuviéramos más de 20 espectadores.


Quizás el resto del público tuviera entradas para otra sesión o puede que otros tuvieran que acudir inexcusablemente a otro sitio, llámalo 'x'. Pero sorprende que de las 240 butacas prácticamente cubiertas, sólo 20 quisieramos compartir unos minutos de charla con dos grandes del cine español. Un cuarto de hora largo para poder comentar las sensaciones que nos ha transmitido este sólido y valiente largometraje. O incluso para hablar de curiosidades del rodaje o de los implicados. Ni siquiera la inevitable curiosidad por los famosos ha conseguido retener a más de una veintena de esos "entendidos" de cine que somos los espectadores de la SEMINCI.


Como colofón a mi sorpresa, uno de los asistentes preguntó si la película había recibido muchas subvenciones autonómicas y si hubiera sido posible sin ellas. Tal cual. No juzgo al señor: en estos días de recortes y políticos a la deriva, es lógico preguntarse qué se hace con el dinero público. Pero yo tenía otras mil preguntas que he dejado en el tintero sólo porque comenzaba la siguiente proyección. Quizás sea yo el bicho raro. O quizás sea sólo que me gusta el cine. Me gusta mucho.

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