Siguiendo con el repaso de películas altamente recomendables que se escapan en muchas ocasiones de lo más convencional, esta semana os transporto al Japón de la segunda guerra mundial visto desde una perspectiva muy distinta a lo que estamos acostumbrados a ver, desde los ojos de Isao Takahata, creador de Marco o Heidi.
La tumba de las luciérnagas es ante todo una historia tierna, que llega al corazón, de dos hermanos intentando sobrevivir en un mundo en caos, la guerra, el hambre, la soledad son problemas a los que Seita y la pequeña Setsuko tendrán que enfrentarse día tras día, teniéndose el uno al otro en un mundo que se derrumba a su paso.
Esta película es la mayor muestra de que el cine de animación puede contar una historia seria y estremecernos con cada escena, intentando meternos en el Japón del cuarenta y cinco para ayudar a dos hermanos a los que la vida no les ha dado esa dosis de suerte que muchas veces se necesita. Con un comienzo brillante, la película nos va desgranando una historia tan real y dura, como tierna y maravillosa. Plagada de metáforas preciosas y de dos protagonistas de los que desde el primer minuto los sentimos tan cercanos Impresionante la manera que tiene Setsuko (hermana pequeña), de llegarnos al corazón, con cada frase y gesto llena la totalidad de la pantalla.
Todo un clásico del anime japonés que en cuanto la vean se convertirá también en un clásico global de esta maravilla llamada cine. Estén atentos a la banda sonora, sin desperdicio.
"Hermanito, ¿Por qué las luciernagas viven tan poco tiempo?"
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