Después de un largo parón en reflexiones en 16 mm dominado por Avatares y demás creaciones de 300 millones de dolares, llega a las pantallas posiblemente la mejor película europea del año y eso es mucho decir, más aún cuando la calidad de los filmes norteamericanos parece que ha disminuido respecto del año pasado.
"La cinta blanca" supone la nueva película de Michael Haneke y en mi opinión su obra más madura y completa hasta el momento. El director de "Caché", "Funny games" o "La pianista" entre otras, nos muestra en esta ocasión una pequeña comunidad en la Alemania anterior a la primera guerra mundial, desglosándonos de manera impresionante algunos de los por qué, que llevaron a Alemania a vivir sus años más negros.
La película no admite ni una concesión, nos golpea una y otra vez en la butaca sin que podamos más que retorcernos de dolor ante tanta repugnancia humana. Tan solo se salva de la quema el maestro del pueblo, que encarna esa visión progresista que ha quedado encadenada en la Alemania de 1914. La figura masculina emerge en pantalla como demonios disfrazados de muy diversos ropajes, desde médicos a pastores, pasando por barones o administradores. Las mujeres impotentes de asumir un roll más importante languidecen en manos de hombres despojados de humanidad.
Mención a parte merecen los niños, con interpretaciones tan magistrales que dan miedo. Más de una docena de chavales pueblan la película del director austriaco. Algo que en cualquier otra película hubiera supuesto el desastre total, sin embargo, enriquecen de una forma inimaginable la obra, realizando unos trabajos tan naturales y cargados de recursos que dejan a sus compañeros de mayor edad por debajo de su nivel, sin que éstos desmerezcan en absoluto.
"La cinta blanca" puede ser la obra cumbre de Haneke y aunque sea en blanco y negro (genial fotografía), carezca de presupuesto (seguramente por debajo de 300 millones de dolares, jeje) y también de banda sonora (dando toda la importancia a los diálogos y a los silencios), no deja de sorprender, emocionar y estremecer desde el primer minuto, con silencios tan angustiosos y diálogos tan directos que no nos dejarán indiferente.
Concluye la obra con un final típico de Haneke, no apto para aquellas personas que carezcan de ese vagaje cinematográfico necesario para afrontar la ambigüedad en las películas, pero que es indudable que enriquece un poco más si cabe esta maravilla de cine de autor que les hará pensar y mucho. Magistral.
NOTA: 8,75
Auténtico peliculón, lo mejor que he visto en mucho tiempo. Como sugiere el autor de la página, es vergonzoso que esta película se equipare en unos galardones que pretenden ser serios, a Avatar (aún reconociendo la valía técnica de ésta), pues ambas compiten al premio a la mejor película, una de habla inglesa y otra en lengua no inglesa... Algo falla
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