jueves, 29 de octubre de 2009

CRÍTICA DE:



Tras el bodrio de Estigmas cualquier cosa que viese me haría volver a retomar mi idea de que en la Seminci se ve buen cine y en este caso salí bastante satisfecho con esta película Belga, dirigida por Pieter Van Hees.


La película se centra en el personaje tímido de Diego (Wim Helsen), hermano de un especialista de cine que tras una lesión de éste en la muñeca, decide realizar él la escena de acción. Sin embargo, la escena sale mal y Diego tiene un grave accidente que le daña una parte de su cerebro. Al despertar Diego se convierte en Tony T una persona nueva, deshinibida, inconformista y arriesgada. La patología de Tony es detectada por una conocida neuróloga que intentará que Tony se someta a su tratamiento esperimental para volver a ser Diego. Pese a ello Tony tiene unas ideas muy distintas ya que se encuentra mucho mejor con esta nueva personalidad que con la anterior. 


La película es una comedia, en ocasiones negra, que explota al máximo todo el cambio de personalidad que se produce en Diego, depúes del accidente. Con un diálogo excelente y unas interpretaciones correctas, consigue divertir al espectador desde el primer momento. Al final la película va perdiendo fuelle, pese a ello el resultado deja satisfecho al público. En el guión está el verdadero acierto del film, con frases ingeniosas a la par que graciosas, siempre con un sentido del humor correcto sin caer en zafiedades.


Si quieren disfrutar de dos horas de entretenimiento y risas aseguradas, vayan a ver a Tony T o si lo prefieren TNT, "más fiable que Mac y más seguro que Microsoft". 

NOTA: 6,75

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