jueves, 24 de marzo de 2011

CRÍTICA DE:


Habiendo pasado ya toda la vorágine de los oscar, con unos premios más que previsibles, quería concluir el apartado de las principales películas que optaron a concurso con esta magnífica composición cinematográfica del director Darren Aronofsky (Requiem por un sueño o The werstler). 

Hay varias cosas que han hecho que El cisne negro, una película a priori poco comercial para una gran parte del público se haya convertido en una obra que ha gustado a la mayoría del respetable y además haya conquistado a la crítica mundial. Cuando público y crítica convergen en un dictamen muy positivo el director tiene ante si el mejor veredicto que puede obtener. Las razones de este hecho casi insólito en gran parte de las películas que se proyectan a lo largo de un año son variadas, pero me atrevería a destacar tres por encima de las demás:

  • Un ritmo endiablado: Arnofsky a través de planos excelentes muchos de ellos en la pista de baile con cámara en mano nos aproxima de forma magnífica el recorrido de perfección y sufrimiento que padece Nina (Natalie Portman). Si además de esto le unimos tintes de terror psicológico que tanto gusta al público y unas piezas de música y baile muy cuidadas tenemos el primero de los puntos.
  • Interpretaciones magistrales: es imposible no destacar a la genial interpretación de Natalie Portman (ganadora del oscar) pero no nos podemos tampoco olvidar que su papel está reforzado por el de una prometedora Mila Kunis, el de un exigente Vincent Casell y el de una desquiciada madre interpretada por Barbara Hershey. Si a todos estos les unimos los casi diez minutos impresionantes que tiene Wynona Ryder en el filme con sobre todo una toma sobrecogedora tenemos el segundo de los puntos.
  • El tratamiento de la locura: en muchas películas la locura se trata desde un prisma que a una parte del público no muy versada en arte cinematográfico se les hace difícil de digerir, pues es un tema que en primer lugar no les atrae y en segundo les parece exagerado e irreal. Sin embargo en este Cisne negro, se plasma la locura a través de un formato más atractivo con escenas muy potentes que hacen a esa parte del público olvidarse de ese trasfondo que el director quiere dar, arrancando unos !Ohhhh! y unos !Alaaa! de las butacas de los más neófitos.

El cisne negro causa verdadera admiración, principalmente por ese tandem mágico entre Portman y Arnofsky, con un manejo de la cámara alucinante, que propicia que en la escena final del filme, posiblemente la mejor, la escalada casi mística de la protagonista a través de los círculos del hades, nos emocione con ese apocalipsis del lago de los cisnes cayendo en el lago del mismo Caronte.

NOTA: 8,5

1 comentario:

  1. ¡¡Qué mas da la película, cuando puedes estar las dos horas empalmado viendo a la Natalie!!!
    Buena crítica, y buena nota. Quizá merecería más, pero no es cuestión de poner muy alto el listón, y más con los tiempos que corren en el cine.

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