martes, 1 de febrero de 2011

CRÍTICA DE:


Presentada en la seminci en la gala de clausura de la misma, ya fue aplaudida entonces y al llegar a las pantallas de toda España no nos defrauda, ofreciéndonos una historia marcada por el baile y por la libertad o mas bien la falta de ella.

El último bailarín de Mao narra la vida de Li, desde su niñez hasta su madurez, toda ella marcada por el baile. Li es reclutado cuando es tan sólo un niño por el gobierno chino para ir a Pekin a trabajar en la escuela de artes escénicas siendo educado y adoctrinado en los valores del comunismo de mediados de siglo veinte. Toda la vida de Li da un giro de 360 grados cuando es elegido por la compañía de baile de Houston para realizar un intercambio cultural. 

La película pivota a través del baile con unos bailarines fantásticos y unas piezas de un alto contenido visual y dramático, además del problema del comunismo chino y la falta de libertad que conlleva. El primero de los puntos los aborda de manera fantástica introduciéndonos de forma magnífica en las coriografías puramente chinas para después pasar a un baile más sofisticado y artificioso como el americano, algo que hace cambiar la visión de Li. El segundo de los puntos, con el trasfondo del problema político es mejorable, el director intenta guardar demasiadas distancias aunque es posible que aquí radique parte de su éxito, pero quizás hubiera demandado alguna escena más potente a nivel narrativo en este aspecto. En resumen algo más de emoción.

Una buena película que desgutarán mucho más los amantes del baile aunque tampoco defraudará a los demás.

NOTA: 6,2

No hay comentarios:

Publicar un comentario