lunes, 25 de octubre de 2010

CRÍTICA DE:




CRÍTICA POR DIEGO BLANCO:

Son ya casí diez años que mi cuerpo se transporta a partir de la hora en la que muchos me ubican todavía entre el desperezo y el sueño a una sala cubierta de espectadores familiares para mí, que habitualmente dialogan de cine y que rara vez me les encuentro a lo largo del año en las distintas salas que pueblan la ciudad.

La seminci ha vuelto, lejos queda mi visita al mantería para ver un ciclo del gran Costa Gravas con su obra maestra "The missing" hace más de diez años. Vuelvo al Roxy con ilusión de encontrarme en la sala personajes y diálogos que no acostumbro a ver ni oír, ni dentro de la pantalla ni fuera de ella.

Con un papel que denotaba una demanda que bien podría haber sido emitida por la fundación Platón se presentó el corto a concurso "Anna´s playground", con un metraje cercano a los veinte minutos que sin embargo, aglutina muchos de los elementos que debe tener un cortometraje, ritmo y una historia que atrapa. Silencios intercalados por el sonido de disparos en un patio de recreo mutilado por la guerra.
Tras cinco minutos de movimiento en la sala de gente que entraba tras el corto y personas que se acomodaban en mejores lugares tras la ausencia de acreditados, daba comienzo el esperado regreso de Kiarostami.

Tras casi diecisiete años de ausencia en el festival, desde que ganará el máximo galardón con "A través de los olivos", el director Iraní Abbas Kiarostami regresa a la seminci con "Copie conforme" bajo el brazo, obra que se cimenta en un duelo interpretativo de titanes en el que Juliette Binoche se mantiene espléndida, preguntándonos una y otra vez porque está grandísima actriz no está presente en mayores proyectos cinematográficos. 

En ocasiones magnífica y en otras tediosa, esta historia cercana al road movie nos desgrana a través de una pareja en el sur de la toscana italiana (al estilo de "te querré siempre" de Rossellini) los sentimientos que van surgiendo entre un hombre y una mujer con el amor como telón de fondo. Y es que Kiarostami realiza un ensayo de las relaciones de pareja en la madurez con tal precisión que llega incluso a agotarnos la cantidad de registros que puede desarrollar una actriz como Binoche, abanderados por unos diálogos tan enrevesados como espléndidos. 

La película comienza con una frescura digna del neorrealismo italiano, cada palabra nos da a conocer mejor a estas dos personas inconformistas y desencantadas que buscan un sitio en el mundo para ubicarse. Escenas magníficas como la comida entre Binoche y su hijo, el paseo en coche a través de una Italia rural o un café en una pequeña cafetería nos va desgranando el carácter de un escritor y una comerciante de arte. A partir de aquí el director Iraní decide dar un giro excesivamente arriesgado que da como resultado una pérdida de frescura, un juego entre ambos protagonistas que se torna en ocasiones forzado y en otras realmente gracioso van aumentando las posibilidades interpretativas de Binoche hasta llegar a la excelencia en contraposición con la progresiva lejanía en la que sitúa al espectador. 

Un ensayo meticuloso del amor en la madurez asi como de los valores de lo orginal, un regreso de un director con talento y una demostración de como ganar la palma de oro a la mejor actriz en Cannes (Juliette Binoche) por un trabajo sencillamente excepcional.

NOTA: 5,5

CRÍTICA DE ALBER_4:

En primer lugar, decir que es para mí todo un honor colaborar en un blog de cine de tanta calidad, por lo que agradezco sinceramente a su reputado autor la oportunidad que me ha brindado.

Dado que mis conocimientos cinematográficos son muy inferiores a los suyos, mi consideración hacia esta película es mucho más benévola y mayor la puntuación que la otorgo. Quizá el hecho de haber presenciado la película en la magna sala del Calderón, dicho sea esto con todos mis respetos para el Roxy, pueda haber influido en mi entusiasmo. No obstante, coincido con el autor del blog en las líneas básicas de su análisis.

Eché de menos la asistencia de Abbas Kiarostami o de alguno de los dos actores (para qué engañarnos, sobre todo me faltó Juliette Binoche). Me dijeron que, al menos el realizador, estaría al día siguiente en el Roxy, durante la sesión de tarde. Algo poco frecuente. Como bien se ha dicho anteriormente, la película se aventura hacia su mitad, quizá de manera excesiva, en un terreno muy pantanoso, el de vestir de exagerada realidad a situaciones que, en realidad son "copias de la original". Reconozco el mérito de dicha apuesta y por ello le doy la enhorabuena a la proyección. A ratos puede que no me satisficiera tanto como en otros, pero no creo que se hiciera tediosa. Densa y compleja sí. Pero para mí ello no es sinónimo de aburrimiento. Estoy plenamente de acuerdo con que Juliette Binoche está magistral, y yo añadiría que curiosamente brilla de forma esplendorosa en las escasas ocasiones en las que comparte pantalla con William Shimell. Impresionantes las escenas en las que interacciona con su hijo en la ficción (Jean-Claude Carrière) y con la entrañable dueña de una cafetería (Agathe Natanson).

De cualquier manera, la película no gustó a la inmensa mayoría del respetable allí congregado. La faceta comercial del filme es muy escasa y el guión, pese a ser excelente, puede resultar muy abultado. Además no todo el mundo entendió el giro iniciado en el centro del largometraje y seguido durante toda su segunda mitad. Igualmente perjudica a la vertiente lúdica del filme el hecho de que casi toda la historia esté filmada en larguísimos (y no demasiados) planos secuencia. Por poner un pero al director, el recurso metafórico del final no me acaba de convencer. Tal vez me resultara algo simple después de tanta "complicación".



Previamente a la emisión de "Certified Copy", fue presentado el cortometraje Anna´s Playground con la presencia de su director, el estadounidense Eric D. Howel, que, por cierto, me cayó muy bien. Comentó que no había que hacer excesivo caso al contexto espacio-temporal en el que está desarrollada la breve proyección, puesto que dichos trágicos sucesos han acaecido y acaecen en muchos lugares del mundo y en distintas épocas. Fuera aparte de los aspectos técnicos, como el movimiento de cámara, la fotografía y el sonido, que funcionan a la perfección, lo verdaderamente destacable, a mi parecer, es la naturalidad con la que Raven Bellefleur (Anna) se mueve en un entorno tan desolador como penosamente habitual para el personaje que interpreta, sin exagerar el miedo, la congoja o la frustración que siente en las diferentes situaciones que se la presentan, sino expresándolos y transmitiéndolos de una manera sutil y conmovedora.

NOTA: 7,5

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