lunes, 5 de octubre de 2009

ESTA SEMANA RECOMIENDO:



Vacaciones en Roma es de esas películas que nada más verlas te hacen amar a la ciudad conductora de la historia, la ciudad eterna, Roma.


Vi esta película impulsado por mi actriz antigua favorita, Audrey Hepburn, esa mujer en cuerpo de niña que siendo una adolescente tuvo que lidiar con la ocupación nazi en su Holanda materna trabajando para la resistencia. Esta actividad la llevó a una anemia y problemas respiratorios a parte de otras muchas cosas que posiblemente trataré en una biografía personalizada.


La historia es un auténtico cuento de hadas en la que un famoso periodista americano en busca de una exclusiva (Gregory Peck) se topa por casualidad con una princesa moderna (Audrey Hepburn) que desea saltarse sus obligaciones reales y vivir como una persona de a pie. El cínico periodista accede a acompañarla en su periplo romano fingiendo no saber su verdadera identidad, pero todo se complica cuando se enamora irremediablemente de su noticia.


La película ganó tres oscar, entre ellos mejor actriz para una Audrey Hepburn que saltó a la fama como un sputnik con esta comedia romántica. No hay que olvidarnos del director, uno de los mayores genios de toda la historia del cine, William Wylder (Ben Hur, horizontes de grandeza...) ni del genial Gregory Peck (Matar a un ruiseñor, duelo al sol...). Por último nombrar también al guionista Dalton Trumbo que al estar en la lista de la comisión de actividades antiamericanas del senador McCarthy tuvo que aparecer con un nombre distinto, ganando el oscar al mejor argumento (antigua categoría), casualidades de la vida


Hay escenas tan memorables como la de aquella fiesta en un barco en el Tiber, la mano de Audrey en la boca del León de la verdad (escena que decidió introducir Wyler al ver la broma que le hizo Peck a la joven Audrey) o los paseos en Vespa por una Roma magnífica, tercera protagonista de la película.


Vacaciones en Roma es por tanto la mezcla de varias cosas, todas ellas magníficas. Un reparto excepcional con el debút de Audrey Hepburn en el cine ganando nada más y nada menos que un oscar, un Gregory Peck cínico pero a la vez sentimental, un director imperecedero, una historia de cuento de hadas con un guión espléndido. Y alrededor de todo ello, una ciudad maravillosa y eterna, Roma.


Si quieren saborear las mieles del mejor cine Hollywoodiense enclavado en la década de los cincuenta, vacaciones en Roma es su mejor opción para comenzar. Una delicia de película que tiene ese aroma a clásico que ya no vemos por las salas de cine actuales.

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