lunes, 26 de octubre de 2009

CRÍTICA DE:



En la ciudad de Casablanca dos amigos residentes en un barrio de clase baja, intentan sobrevivir como medianamente pueden en un ambiente sórdido y degradante. Adil sueña con seguir los pasos de su tío y trasladarse a Suecia (Malmö) pero para ello necesita conseguir nada más y nada menos que sesenta mil dirhams. Mientras, Karim está enamorado de la propietaria de una tienda de arte, por la que pasa todos los días para recoger la recaudación de su venta de cigarrillos de contrabando. Ambos intentarán buscar un futuro mejor, pero la cruda realidad de una ciudad de contrastes les atrapará irremediablemente.


La película marroquí dirigida por Nour-Eddine Lakhmari, toca casi todos los problemas a los que se pueden enfrentar dos jovenes en una ciudad como Casablanca o como ellos la llaman, Casanegra. La violencia de género, la diferencia de clases, la drogadicción, la mafia... Se ven reflejadas a través de la mirada de Karim y Adil con acierto aunque quizá en ocasiones demasiado densa. Sin embargo la película mantiene un ritmo ágil en casi todo el metraje con diálogos frescos e ingeniosos y sobre todo con personajes esperpénticos que en ocasiones resultan tragicómicos. En este último punto reside el mayor acierto del film, compaginar la miseria y el drama de unas vidas fracasadas con la comedia de situaciones esperpénticas y porque no decirlo, poblar con algo de esperanza determinadas fases de la película.


Las actuaciones son meritorias, el personaje de Karim llega al público con celeridad, sintiéndonos en ocasiones participes de sus decisiones y pensamientos. Los secundarios son excelentes a destacar el personaje Ziger, un mafioso que utliza el taladro para ajustar cuentas.


En resumen, una película distinta a lo que estamos acostumbrados, que aunque no sea un peliculón nos ofrece pasar un buen rato mientras observamos de una forma tragicómica las miserias de una ciudad como Casablanca.

NOTA 6,5

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